Libertas vel mors

Ideología, libertad o muerte.

Mes: octubre, 2018

El proletariado digital

Las palabras importan y por unas cosas u otras hablar de obreros/as o proletarios/as suena caduco. Esa es la realidad, no queda otra que achancar la cabeza y buscar alternativas; no obstante, debo añadir que es la hora de esclarecer algo que se nos ha pasado por alto. Foucault entendía el concepto de micro-poder que derivó en esta especie de entramado de minorías oprimidas que se comían unas a otras hasta crear una red de maltratadores y maltratados ad infinitum, sin embargo olvidó que lo que motiva este tipo de relaciones no es el concepto de reducción mínima de «opresor-oprimido», sino una expresión nuclear de un concepto institucionalizado y sistémico que comprende este tipo de relación; Hablando en plata, este micropoder es ejemplificación del status quo actual o lo que es lo mismo, que nosotros en nuestra casa seamos unos dictadores y ejerzamos poder se debe al modo en el que entendemos la sociedad y el estado.

Malatesta afirmaba que la costumbre es un hábito generalizado que simpatizaba con aquello que no contravenía la ley y por tanto era sumiso, al igual que entendía que los individuos había entendido siempre Estado como una suerte de «sociedad» o «de necesidad», y por ello concebían anarquía como «caos», «desorden», «salvajismo».

Y ¿a qué viene esto? Fácil, es una concadenación que relataré aquí:

1-Gracias a la economía basada en la deuda y al afianzamiento del estado de bienestar en las sociedades capitalistas con prestaciones sociales se consiguió que grandes mayorías de obreros accedieran a principios de los años cincuenta a bienes inmuebles y avances tecnológicos.

2-Esto les llevó a la creencia de que estaban dentro de la clase media.

3-La clase media es una suerte de falacia que te aliena y evita que te sientas obrero/a, haciéndote creer que el proletariado es algo desfasado y que forma parte del pasado -en eso tampoco han ayudado los comunistas- de ahí que los movimientos comunistas sólo tuvieran afianzamiento en regiones o países con fuertes constrates donde la clase obrera se sentía como tal.

4-Ante el estancamiento de la sociedad y la posible revolución de los años sesenta, la clase media comenzó a cuestionarse el modelo MORAL de estado y surgió el movimiento Beat y el hippismo, lo que en un principio supuso una «revolución» se convirtió de facto en el mejor arma del capitalismo. Eliminando toda posibilidad de revolución, dado que no existe en la historia casi ningún ejemplo de revolución que no haya requerido presión, amenaza de fuerza o violencia directamente.

4-1-El capitalismo entra en crisis y en uno de sus «valles», tras la expansión de los años cincuenta y parte de los sesenta, los setenta empiezan con una crisis importante por el petróleo y durará -afectando a gran parte de la Europa occidental- hasta los ochenta.

5-El movimiento punk absorbió en los setenta a toda la clase obrera y conjuntamente con las drogas más fuertes durante los ochentas se controló a toda la clase obrera mientras se sobrellevaba el bache cíclico del sistema. No obstante, cabe destacar que aún se mantiene la idea de «obrero», pero de una forma tan diluida que no parece calar hondo, salvo en sectores tradicionales -mineros, etc…-

5.1-Regresa el alza en el capitalismo, el flujo de dinero se incrementa como en toda escala hacia el pico y la economía de deudad vuelve a funcionar. Nace un nuevo modelo estandarizado de obrero/a basado en trabajos de oficina y comienza el boom inmobiliario que Aznar traerá entre su primera y segunda legislatura.

6-Los años noventa, con la universalización y globalización de la cultura pop y de la tecnología en gran parte de la Europa occidental, convierten al proletario en clase media y a su vez en burgués, cuando es mentira. La clase media no existe, la burguesía es en realidad la clase que posee los medios y bienes de producción, que en este mundo lo mejor es denominarlos como la clase de los «trajes», porque su seña de identidad es el uso uniformado de trajeado para procurar diferenciarse, aunque bueno si quisiéramos ser más bruscos podríamos llamarla Vestales de fachada, porque sostienen una imagen moral y poseen un poder que les hace incluso ungidos por Vesta.

7-La crisis de 2008 debería haber traído una revolución similar a la violencia de los años setenta, pero la jugada del poder se divide en tres: Hace alegoría del pacifismo/Doctrina Gandhi/Hippismo, desaparición de la conciencia de clase obrera y establecimiento afianzado de la clase proletaria digital-clase media burguesía, y la política identitaria.

Una vez que hemos concadenado este tipo de hechos que son como el cauce para el río llevándolo a su desembocadura podemos establecer dos cosas: 1. La clase obrera ha renegado de su concepto de obrero. y 2. La Doctrina Gandhi y las políticas identitarias han dividido toda movilización.

Ante esto las opciones son:

Asimilar el discurso feminista para cualquier movilización anticapitalista, es una opción viable y factible, pero no sé si el feminismo radical (aquel que niega la participación de los hombres, porque entiende que son parte del problema y no el sistema) permitirá al feminismo socialista tener el control de la movilización. Eso está por ver.

Deconstrucción no del género y sus relaciones, sino del concepto de proletariado y sus ramificaciones: obrero, proletario o ser más exactos el obrero ya no es un minero necesariamente, el obrero puede ser un freelance que dibuja, un youtuber, un repartidor de propaganda, un diseñador web, el obrero digital ya no tiene hollín en sus botas, sino ojeras en sus ojos. Este tipo de personas no SON CLASE MEDIA, ni clase media-baja, son OBREROS DIGITALES.

Reorganizar una alternativa sistémica global: 1-plantear un nuevo modelo de estado, 2- un nuevo modelo económico, 3-un nuevo modelo moral, 4-vías y cauces para obtenerlo, 5-temporalización fiable y realista del proceso de transformación.

El futuro no es la deconstrucción sino construir la destrucción.

Haga un ejercicio. Coja usted su discurso universitario reclamando un sinfín de autores para su interpretación, cójalo y dígaselo a un tipo o una tipa que curran durante ocho horas y que los ratos libres que tienen lo invierten en ver un rato la televisión, echar alguna partida para olvidarse de sus vidas, sus hijos/as o beber una birra. Repita el proceso hasta que este obrero u obrera le mande a usted a tomar por culo. ¿Por qué? Explicado así, cualquiera entiende el desencanto de ciertos grupos de los obreros y obreras con la izquierda. Explicado así, lo pillas. ¿Cómo alguien que sufre una situación laboral precaria puede votar por un puñado de liberales o neofascistas? Pues porque éstos liberales o neofascistas no les restriegan nada a la cara, les mienten, eso sí, pero nunca diciéndoles: «Eres idiota por no leer a Gramsci.» Porque eso es lo que subyace en el discurso de la izquierda universitaria, no sólo eso, sino «eres machista por ser hombre y haz de deconstruirte, además de que vives en una situación de privilegio, como comes carne y no comida vegana -más cara- eres un asesino y maltratador de animales, sin olvidar que eres un racista colonialista e imperialista.» El tipo o la tipa en cuestión te mirará con cara rara, diciéndote: ¿Qué me estás contando?

La ultraderecha nacionalista y sus acuerdos con ultraliberales a los que sólo les importa que no exista una política proteccionista tienen el terreno fácil para montar el discurso. Le dicen al obrero: el enemigo es ese que viene de fuera, ¿has visto tu barrio? Ya casi no tienes un trabajo digno como tus padres antes que tú, te están coartando la libertad de expresión. Esta ultraderecha y estos ultraliberales se aropan en el victimismo de estar siendo censurados y perseguidos, mientras la izquierda anima esta ILUSIÓN entrando al trapo con el discurso políticamente correcto y el juicio a toda la clase obrera por no ser un objeto perfecto que posea todas las virtudes existenciales.

Yo lo advertí en este mismo blog, cuando hablé del espíritu de voluntad de Trump con sus enormes sombras y sus luces, expresé los riesgos de la Doctrina Gandhi y ahora observo con pavor como un puñado de burguesas en los medios de comunicación tienen los santos cojones u OVARIOS de llamar privilegiado y machista a obreros, obreros que se matan a currar. Los medios de comunicación son títeres de sus amos, atláteres de sus dueños, carentes de independencia económica y por ello serviciales a quien pone la pasta.

Existen varios problemas que se ven a la legua en la izquierda.

1-Alejamiento de la situación real de los obreros y obreras. Ya no existe la clase obrera como se entendía en el siglo XIX, pero sigue existiendo la clase obrera que se cree burguesa, y esta clase obrera no está inmersa en los discursos de un grupo universitario que abogan por el BARROQUISMO.

2-El feminismo burgués. Hay que decirlo, uno de los mayores problemas de la izquierda actual es su feminismo burgués que convierte a obreros en privilegiados y a burguesas en oprimidas. No hay nada más estúpido que tener el valor de decirle a alguien que curra ocho horas al día que Melania es una mujer oprimida por el machismo o que una actriz multimillonaria es una víctima por ser mujer. Ese feminismo burgués ha convertido a hombres obreros en enemigos y opresores.

3- La multiculturalidad. El gran problema de consensuar culturas diversas es que todas estas culturas parten de sistemas de opresión y desigualdad, protegerlas es ser cómplice de sus desigualdades y creas un discurso facilón para la extrema derecha del tipo: «La izquierda defiende los derechos del islam, pero ataca a los católicos.» Ese discurso infantil que puede calar como cualquier discurso populista nace de la ambigüedad de la izquierda en cuanto a la multiculturalidad.

4-Una cuestión de clase. Aunque no acepte gran parte del discurso de Marx si algo es de admirar es su simpleza y seguridad que afectó a mis camaradas como Bakunin o anarquistas como Malatesta. Para Marx era simple, al igual que para gran parte del comunismo incipiente: Somos nosotros -clase obrera- contra ellos -élites-. Si vas a crear una enorme aglutinación ¿qué mejor que hacer por clases que por otro medio? Cuando en un futuro una sociedad nacida de la educación y la cultura nazca, podremos aglutinar en seres humanos según su calidad intelectual o se valor como humanistas.

4-La Doctrina Gandhi y la corrección política. Atar a la izquierda a un discurso hippie y hundirse en la inmundicia censora de no poder decir según qué cosas la vuelve inservible para crear discursos nuevos, atrevidos, para lanzar una confrontación dialéctica justa. La derecha vence gracias a su deriva sin complejos, a su impostura, mientras la izquierda anda con pies descalzos entre cristales de ofensas a los que debe esquivar como si fuera una danzarina. La asunción de una postura cristiana de «no defensa» y de la censura sistemática de todo discurso porque puedas ofender a alguien bloquean la movilidad y la evolución en la izquierda.

5-La clase obrera. Que levanten las manos aquellos y aquellas que si dejan su trabajo hoy , no tuvieran acceso a ayudas del estado y no tuvieran familiares perderían sus hogares en uno o dos meses. Pues eso es, eso es lo que nos define como obreros y obreras. Carecemos de medios de producción y el dinero que generamos es el dinero que usamos para vivir y no nos da para más, salvo para algún ocio o vicio. Nos hemos creído burgueses e incluso nos critiamos: «tú no eres obrero, si eres un burgués con un móvil.» JA. Tenemos esa imagen decimonónica del obrero, como una especie de mulero en una fábrica o una mina. Hace falta actualizar la idea de obrero y eliminar de una vez por todas la ilusión de burguesía que tiene parte de la clase obrera. Nuestros bienes, nuestras «mejoras» no proceden de un acuerdo social justo, proceden de la deuda, del dinero ficticio que genera la deuda. Somos obreros y obreras con smartphones, pero que si dejasen de ser esclavos se morirían de hambre al cabo de tres meses.

Que, ¿por qué me quejo? Porque gracias a las burguesitas neofeministas y a los pijos universitarios de «izquierdas» voy a tener que soportar un futuro gobernado por fascistas que me encarcelarán por escribir libros, me obligarán a cantar canciones estúpidas del folclore cultural y me meterán un tiro por ser mal patriota.

El futuro de la izquierda no pasa por deconstruirse y seguir en ese vano existencialismo de Sartre y la revisión de la Escuela de Frankfurt, sino por destruir todas las ideas que el capitalismo y la derecha ha ido metiéndole en la cabeza a la izquierda, manipulándola para convertirla en socialismo decadente y corrección política. El futuro de la izquierda pasa por la destrucción, por destruir todo lo que la conforma ahora y andar con pies de plomo ante injerencias burguesas.

El plácido pase terminó, el duro bosque apareció.

El idilio de parte de la ciudadanía catalana con el movimiento «transversal» había provocado que todo el mundo olvidase algo tan certero como lo sucedido en 2014, donde Madrid y Barcelona actuaron de igual manera frente a las revueltas que exigían un cambio de un sistema decadente y corrupto. Lo que hoy padecen aquellos que fueron instados a «presionar» en la calle es lo mismo que sufrieron de sus «amigos transversales» hace cuatro años.

Entiendo la ilusión, comprendo la enajenación mental que provoca un ideal. Yo fui el primero que veía con imposible de frenar la independencia, pero cada vez más parece un camino mucho más largo y tortuoso de lo que se vislumbraba al comienzo. Y es que el tiempo impacienta y aquellos/as que se movían dándole flores a los mossos, hoy lo hacen nerviosos, inquietos ante una república que no viene, que no aparece, y pasa el tiempo, y ha pasado un año y de la República no hay nada, salvo su gente. Que muchos dirán que con la gente basta, pero no es la Edad Media donde cualquier estado podía surgir de cierta voluntad política, refuerzo militar y gente; En un mundo lleno de estados la independencia no es sólo gente, son instituciones por hacer, moneda, un ejército, una policía, suministros, un seguro de funcionarios y funcionarias que permitan agilizar una burocracia que no tendrá fin durante su «nacimiento»; Nada de eso hay. Ni un sólo movimiento real hacia una República, ni un sólo interés de crear una nueva moneda, de comenzar a construir instituciones independientes, en vez de eso, un discurso repetido y la ilusión de millones.

No soy amigo del marxismo, ningún anarquista puede serlo, pero si algo te enseñaron es que el concepto «internacional» no estaba ahí puesto al azar. La idea implícita de que no es una cuestión de fronteras o banderas sino de clases no era un capricho, sino una necesidad. Sólo hay una bandera que abrazar, la bandera negra anarquista y sólo hay una patria que amar, aquella que no tiene fronteras y que aboga por el empoderamiento de los que menos tienen y la disminución de la desigualdad entre clases. Y eso no se consigue con un discurso xenófobo, ni con una bandera, los himnos, los símbolos ayudan, ya lo escribí antes, pero si hablan los de arriba, callan los de abajo.

Lo cierto es que da para estudio, igual es que el capitalismo hizo bien su trabajo y ha aburguesado tanto a los obreros que de alguna forma abrazamos sus preceptos MORALES, aunque ideológicamente nos creamos ajenos al capitalismo. Y es lo que yo digo, no hay ni un sólo ateo en el mundo postmoderno, porque todos los cerdos ateos niegan a Dios, pero siguen sus putas normas morales sobre el bien y el mal. La sociedad antes era analfabeta, ahora tiene acceso a la educación y se ha vuelto infantil. Los sacrificios de la educación universal han sido la pseudo-intelectualidad y la infantilización de la sociedad, más preocupada por el que dirán que por lo que sucede, ¿los beneficios? Los beneficios se los han zampado un puñado de multinacionales que han usado tu capacidad para leer y escribir como herramienta para convertirte en un producto, para venderte un producto y para que seas un esclavo voluntarioso.

A quienes creían en una independencia de las flores y sonrisas, transversal y horizontal, olvidaron quienes gobernaban. Llevar ropa cara no dice el tipo de persona que eres, pero denota ciertas actitudes subconscientes que dejan claro dónde estás en el engranaje.

La primera vez me engañaron, la segunda vez fui demasiado indulgente, la tercera vez que lo hicieron fui un estúpido.