La deshumanización del enemigo

por kyniko

Aunque estoy frontalmente en contra de que el concepto «deshumanizado» o «inhumano» signifiquen lo que significan y más bien soy creyente de que no hay acto más humano que tratar al contrario como a un no humano y hacer con él todo tipo de torturas; lo dicho, aunque me posiciones en contra, he de decir que no va de eso esta entrada, sino de la creciente polarización de la política. Polarización que tampoco me pilla de sorpresa, sin embargo que de no tener freno acabará por regar las calles de sangre.

Esta sangre como toda lucha social proviene de una cosa muy sencilla: la deshumanización o mejor dicho dejar de ver a Pepe el panadero como Pepe el panadero y verlo como un robot sin familia ni sentimientos que sólo piensa en matarte, y quizás también surge con un proceso más difícil de entender, pero muy español y mucho español: Pepe, EL PANADERO, ese cabrón que vacilaba de coche nuevo, ese hijo de puta, el PANADERO, al que CONOZCO. PEPE.

Es decir, que la sangre en las calles o proviene de un odio visceral hacia una persona y lo que representa buscando rasgos interpretativos como distintivos o finales o proviene de un ejercicio pueril de deshumanización: Infiel, facha, rojo, ¿les suena? Seguro que sí, seguro que lo han usado porque yo también lo he hecho.

La deshumanización forma parte de nuestra naturaleza, o bueno, digamos que a falta de pruebas biológicas, forma parte desde mi subjetividad de algo que tenemos dentro parcialmente cultural y parcialmente natural; y es que no te puedes permitir el lujo de que toda persona y más si es ajena a tus intereses tenga nombre, historia y sea como tú. Es un lujo demasiado complejo de sobrelleva: «¿cómo? Que Pepe el panadero le gusta el fútbol como a mí… que Pepe oye al mismo grupo de música y ronca como yo… Pepe… al que odio… ¿es tan diferente a mí?

Por norma general las naciones en paz, o relativa paz tiene ese «grado de deshumanización o odio al vecino» en un estado de cierta calma, existe, pero no está en el disparadero, sino que en realidad es bastante tibio. La gente se odia u odia a otros que no conoce, pero se soportan.

El problema viene cuando el odio es generalizado y cuando nadie está dispuesto a pararlo porque saca provecho de él. Cuando los españoles «abanderados» de uno de los peores días para nuestra nación como fue el 2 de Mayo, que supuso el retroceso a la monarquía absoluta y el ¡Vivan las cadenas! fue gracias al odio xenófobo contra el francés y azuzar a muchos españoles contra los «afrancesados», ¿quién sacaba provecho de eso? Los Palafox de turno y toda esa caterva de nobles y curas que no dudaron ni un segundo en vender el culo de los «liberales» de Cádiz en cuanto vino nuestro «cipotudo» Fernando VII. Cuando Largo Caballero o Primo de Rivera Jr. llamaban con palabras vacías al abstracto interés del futuro común, estaban aprovechándose de las rencillas y de generar crispación para obtener su cuota de poder. Lo mismo sucede en la actualidad con los movimientos identitarios, con el fascismo y con el populismo reaccionario; el problema recae en que ellos -las élites- tienen mucho que ganar y nosotros -los pringados- no tenemos nada y en ese pastel en el que nos odiamos al final serán los peones quienes se coman entre ellos y el rey aguantará hasta que la partida acabe para uno de los dos jugadores. Sí, lo sé, es el típico discurso de Podemos: «Somos de la gente contra los de arriba» o el de Ciudadanos «Ni de izquierdas, ni de derechas, españoles.» o incluso de independentistas «Nosotros nos debemos a la voluntad popular contra las decisiones del estado español», o de cualquier feminista de medio pelo «todo hombre mata y viola». Siento decepcionarte, no eres especial, ni eres inteligente, sólo eres un peón en uno u otro bando y lo sé, yo también soy un peón, pero a riesgo de creernos especiales, al menos, evitemos de deshumanizar al «enemigo» o acabaremos en una espiral de sangre que nadie podrá detener.

¿Nadie? ¿Tal vez es hora de invertir? ¿Está el capitalismo decidido a permitir esta riada de sangre que se está gestando a base de un infame odio e inaceptable irresponsabilidad?

Y es que si algo había hecho bien el capitalismo era guiar o mejor dicho, guionizar la «revuelta», hasta el punto de que había sofisticado su capacidad para alimentar en corrientes hasta sus más fieros enemigos. ¿Puede el capitalismo sobrevivir ante la polarización? No dudo jamás de la capacidad del sistema más perfecto -para su propia supervivencia- jamás creado hasta la fecha, ha sabido reponerse del retroceso de una guerra mundial, de varias depresiones y crisis, el problema está en si al propio sistema le interesa el modelo paralamentario actual.

Trato al capitalismo como a un ente vivo, porque observo en él todo lo que se observaría en cualquier ente vivo y he de decir que es reconocida la soberbia que se gasta. La historia ha demostrado su poder, su fortaleza, a riesgo de parecer un sistema inestable, frágil, ha sido un ente perfecto, atomizado y globalizado a la vez, capaz de adaptarse incluso al maoísmo chino. Mi análisis del capitalismo es un análisis que a simple vista sólo necesita de observar la historia para saberlo, seguramente algún sabio me desmentirá con una base de autores y datos hablándome de todas las encuestas y datos económicos para rebatirme y en ese caso deberé callar, pero siempre expectante al mañana.

Y el mañana tiene dos salidas: O es un puto infierno -nos encantan las distopías- o al final «no pasa nada»-en el sentido más anodino de la palabra.- Y yo me pregunto, si el capitalismo esquivó el «matchball» o como se diga, con el hippismo y lo absorbió, si hizo lo propio con el movimiento rock y punk, si lo hizo con la izquierda socialista que ha convertido en reaccionaria y censora, ¿por qué no iba a poder seguir haciendo como si «no pasase nada»? Y es por el mismo motivo por el que estuvo a punto de irse al carajo, por el fascismo. Lo único que el capitalismo ha temido ha sido al fascismo, prueba de ello fue que cuando Patton -enloquecido- sugirió que con un ejército bien pertrechado no tardaría nada en conquistar la URSS nadie le siguió el juego, prueba de ello es que cuando la URSS formó el bloque del este con «anexiones» de dudosa legalidad nadie dijo nada -al igual que la URSS tampoco siguió al Oeste… curioso.- y es que al capitalismo nunca le ha dado miedo el comunismo; lo siento, estoy mintiendo, al capitalismo pre-natal o liberalismo tardío sí le daba miedo el MARXISMO, e incluso llegó a temer al comunismo, pero no vio un peligro real que no se pudiese combatir con medidas sociales o socialistas moderados a la causa -prueba de ello la propia Inglaterra y Francia.- lo que temía el capitalismo era al fascismo y es porque el fascismo se parece demasiado en demasiadas cosas.

No me malinterpreten y al final sucederá, no quiero decir que los fascistas sean capitalistas o que el capitalismo per se sea fascista, e incluso tampoco que ambos sean enemigos o aliados, cohabitan en una extraña sinfonía cuidando los detalles